La baja autoestima se caracteriza por una discrepancia entre los estándares personales de afrontamiento y la realidad percibida. Por lo general, las personas que tienen grandes demandas sobre sí mismas (o se han internalizado de sus padres) no logran un éxito suficiente según su percepción en la realidad. A menudo, esto se debe a una mala interpretación de la información recibida del entorno, lo que no deja a una persona con baja autoestima alcanzar los altos estándares que encuentra.A menudo, hay casos en los que se ignoran los éxitos reales o se socavan las cualidades positivas del individuo, con un enfoque más fuerte en las debilidades.
La terapia cognitivo-conductual ofrece un modelo para analizar y descomponer racionalmente el círculo disfuncional de la percepción de la información. El trabajo implica una serie de experimentos de comportamiento y se basa en una demostración objetiva por parte del cliente de que él o ella es capaz de manejar tanto o mejor que otros.