Las fluctuaciones de humor no siempre están asociadas con un trastorno mental. Cada persona normalmente experimenta un amplio espectro de emociones o afectos que afectan el funcionamiento social y la autorregulación. La ciclotimia (inestabilidad del estado de ánimo) o la distimia (estado de ánimo deprimido) son ejemplos típicos de fluctuaciones anímicas similares. Se debe considerar cuidadosamente las características individuales de cada caso para evaluar cuánto tiempo se prueban las fluctuaciones y en qué medida afectan el funcionamiento normal. Si los cambios de humor frecuentes crean dificultades en la vida cotidiana o el funcionamiento social, se trabaja para encontrar las causas y crear nuevos comportamientos.